Título: ¿El arte por el arte ? La influencia de la Educación Artística
Autores: EllenWinner, Thalia R. Goldstein y Stéphan Vincent-Lancrin
Lugar de edición: México
Editorial: Instituto Politécnico Nacional
Año: 2014
Páginas: 248
ISBN: 978-607-414-467-3
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Prefacio
A medida que las habilidades se convierten en la moneda general del siglo XXI, los sistemas educativos deben proveer a los alumnos de las habilidades que requieren nuestras economías globales basadas en el conocimiento. Particularmente, la educación tiene que fomentar las habilidades que impulsen la innovación en la economía y la sociedad: creatividad, imaginación, comunicación y trabajo en equipo, por solo nombrar algunas. La educación artística podría fomentar especialmente dichas habilidades. Algunos sostienen que la formación artística ayuda a mejorar las habilidades básicas, como la lectura o las matemáticas.
En este libro se evalúa la influencia de la educación artística en diversas habilidades. Se revisó de manera crítica toda la investigación existente sobre estas cuestiones. La interpretación rica y matizada de los resultados nos indica que debemos ser cautelosos a la hora de afirmar que la educación artística influye en los resultados obtenidos en otras materias no artísticas y, de manera más general, en la transferencia de habilidades.
Quisiera subrayar tres puntos que se destacan en el presente informe. En primer lugar, existen pruebas sólidas de que algunas formas específicas de educación artística influyen de manera positiva en el desarrollo de ciertas habilidades. Por ejemplo, el arte teatral mejora claramente las habilidades verbales relacionadas con la lectura y la comprensión lectora, pero, por desgracia, el teatro no se enseña sistemáticamente en las aulas. En segundo lugar, hay poca investigación sobre la influencia de la educación artística en los resultados de creatividad, pensamiento crítico, persistencia, motivación y el autoconcepto de los estudiantes, y esto nos impide llegar a conclusiones firmes acerca de estos resultados.
La idea de que la educación artística fomenta tales habilidades es plausible, y hay evidencia de que a veces ocurre, pero estos resultados dependen de cómo se enseñan las artes. Estas se pueden enseñar de una manera que mejore los resultados y también se pueden enseñar de manera deficiente. Esto implica que, por muy importante que sea el currículo, tenemos que entender mejor las pedagogías y las actitudes que conducen a este tipo de resultados.
Por último, si bien es crucial para la política educativa comprender mejor cómo la educación artística –y la enseñanza de otras materias– contribuyen a fomentar la capacidad de innovación, solo puedo estar de acuerdo con el comentario final de los autores: incluso en el supuesto de que la educación artística no contribuya a la innovación, tiene un lugar en nuestras escuelas dada su importancia como experiencia humana. De hecho, yo no me imagino una vida plena sin el arte y cierta conciencia cultural.
BARBARA ISCHINGER
Directora de Education and Skills
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