Mario Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, departamento de Tacuarembó, República Oriental del Uruguay.2 Fue hijo de los uruguayos Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, quienes lo bautizaron como Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia
Tras el golpe de Estado en Uruguay de 1973, Benedetti renunció a su cargo en la universidad, pese a que fue elegido para integrar el claustro.5 Por sus posiciones políticas abandonó Uruguay, partiendo al exilio en Buenos Aires, Argentina. Posteriormente se exilió en Perú, donde fue detenido, deportado y amnistiado, para luego instalarse en Cuba, desde agosto de 1975 hasta fines de 1979. Allí, entre las ciudades de La Habana y Alamar, escribió los libros Con y sin nostalgia (1977), Pedro y el Capitán (1979) y Cotidianas (1979) —de este último libro se desprendió el poema Me voy con la lagartija, el cual versa sobre importantes dirigentes tupamaros presos en Uruguay.7 Al año siguiente, Benedetti residió en Madrid, España y posteriormente en la isla de Mallorca.
La versión cinematográfica de su novela La tregua, dirigida por Sergio Renán, fue nominada a la cuadragésimo séptima versión de los Premios Óscar en 1974, en la categoría de mejor película extranjera. Sin embargo, el premio, entregado en la ceremonia del 8 de abril de 1975, se lo adjudicó la película italiana Amarcord.
En 1976 regresó a Cuba, esta vez como exiliado, y se reincorporó al Consejo de Dirección de Casa de las Américas. En 1980 se trasladó a Palma de Mallorca. Dos años más tarde inició su colaboración semanal en las páginas de Opinión del diario El País, de España. El mismo año el Consejo de Estado de Cuba le concedió la Orden Félix Varela. En 1983 trasladó su residencia a Madrid.
Durante su exilio publica dos de sus mejores poemarios: Poemas de otros (1974) y La casa y el ladrillo (1977). Además, durante esos años publicó una de sus novelas más conocidas: Primavera con una esquina rota
Hagamos Un Trato - ( Mario Benedetti )
Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo
si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo
pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo
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