Bibliotecario Responsable: Roberto Gómez
Asistente Docente: Santiago Diaz

jueves, 5 de diciembre de 2019

Pedagogías del siglo XXI

Título: Pedagogías del siglo XXI. Alternativas para la innovación educativa.
Autor: Sebarroja Carbonel, Jaume.
Lugar de Edición: Barcelona
Editorial: Octaedro
Año: 2015
ISBN: 978-84-9921-683-6

                                                                                    CLICK AQUÍ


Prólogo

Juana M. Sancho Gil
Prof. del Departamento de Didáctica y Organización Educativa.
Universidad de Barcelona.

Conociendo la vida profesional de Jaume Carbonell, no parece sorprendente que quiera cerrar esta etapa de su intensa trayectoria vital ofreciéndonos una imagen de conjunto de lo que ha denominado Las pedagogías del siglo XXI. Esta obra marca un hito que comienza con la creación, hace 40 años, junto a Fabricio Caivano, de la revista Cuadernos de Pedagogía. En un momento en que las rendijas abiertas por la Ley General de Educación y el esperado final de la dictadura fueron aprovechadas por los distintos movimientos de renovación pedagógica y por otras personas para plantear y mostrar que otras formas de concebir y llevar a cabo la educación eran posibles.

La revista, en la que Jaume trabajó desde sus inicios y de la que fue director durante los últimos 16 años, hasta su jubilación a finales de 2012, ha sido testigo y promotora de nuevas perspectivas para la educación.

Cuando la reforma ligada a la LOGSE promovió en su primera etapa, por primera y última vez en la historia de este país, la experimentación de formas de enseñanza centradas en los estudiantes, en la indagación y resolución de problemas, en la liberación del yugo de los libros de texto, etc., y se comenzó a hablar de innovación más que de renovación pedagógica, él también estuvo ahí. Junto con Fernando Hernández, Antoni Tort, Emilia Sánchez-Cortés, y Núria Simó, y con una ayuda del CIDE, realizamos un estudio de tres innovaciones en la acción, que nos permitió dimensionar las posibilidades y dificultades de poner en práctica principios pedagógicos que cuestionasen lo que Tyack y Tobin denominaron las normas de la gramática de la escuela (Sancho y otros, 1993/1998).

En el momento de componer este texto nos llega un regalo de una colega inglesa en forma de postales que recogen fotografías en color sepia del Froebel Educational Institute de Londres, en torno a 1900. Nos muestran a niños y niñas en grupos hablando, interactuando con distintos objetos, trabajando en un huerto… Enseguida conecto con las últimas imágenes en color que retengo de distintos centros de enseñanza: estudiantes en filas y columnas frente al docente y la pizarra, incluso en una escuela de idiomas, con gente en edades tempranas. Se ven ordenadores, proyectores…, pero los entornos se parecen más a los que yo viví como estudiante que a lo que reflejan esas fotos centenarias. También lo vinculo con el libro de Jaume, con la configuración que nos presenta del conjunto de pedagogías, como formas de entender la educación, que sitúa en el comienzo del siglo XXI. Esta triple conexión me provoca tal conjunto de cuestiones que me llevaría a extender lo que se supone que ha de ser la introducción a una publicación.

Entiendo —tal como señala la contraportada del libro— que Jaume intenta situar las pedagogías alternativas que están marcando el rumbo de la innovación educativa en estos momentos. Unas tendencias o iniciativas que, en general, beben de las ideas y proyectos elaborados y tratados de poner en práctica por las pedagogías progresistas, la escuela nueva, los movimientos de renovación pedagógica del XX. Y la pregunta que se me aparece de forma destacada es: ¿por qué es tan difícil introducir cambios significativos en la forma de entender lo que significa enseñar y aprender? ¿Por qué nos sorprendería, y desde luego no aceptaríamos, que un médico siguiese basando su práctica en los saberes de finales del XIX y principios del XX, y entre nosotros perdure y se arraigue una y otra vez —vistas las contrarreformas impuestas en algunos países— la idea de que enseñar es decir, aprender es escuchar y el conocimiento es lo que pone el libro de texto y se repite en el examen (Cuban, 1993).

El trabajo de Jaume nos ofrece valiosas pistas no sé si para dar respuesta a este problema, pero sí para explorarlo, dimensionarlo y comprenderlo mejor. Porque solo así estaremos en condiciones de enfrentarnos a él sin ingenuidad y simplicidad. Lo que subyace a todas y cada una de las ocho pedagogías, a las ocho formas de entender la educación consideradas es una concepción bastante diferente de la que hoy subyace en la mayoría de las instituciones educativas —incluso algunas informales— sobre:

•• Los sujetos que enseñan y los que aprenden. A los dos se les reconoce tanto la capacidad de ser como la de aprender; a los dos se les concibe como personas con autoría y responsables —no totalmente subordinadas el dictado de otros («el que obedece nunca se equivoca» nos decían cuando yo era pequeña)— de sus propios procesos, acciones y omisiones.

•• El conocimiento, que no se concibe como un conjunto de proposiciones declarativas y conceptuales de las que el alumno se tiene que apropiar a través de la adquisición de determinados procedimientos (competencias), sino como un diálogo permanente de aprendices y enseñantes con sus propias elaboraciones y con las socialmente construidas.

•• La relación pedagógica, en la que el docente pasa de ser el actor principal de un monólogo, a director de obras y escenas en las que cada estudiante pueda dar y desarrollar lo mejor de sí mismo.

•• La evaluación, que no busca medir hasta qué punto el estudiante sabe contestar las preguntas del examen, sino calibrar la calidad de los procesos y resultados de aprendizaje alcanzados y su capacidad para transferirlos a distintas situaciones, y seguir aprendiendo.

Tendríamos que seguir las concepciones sobre las relaciones de poder, los materiales y recursos de enseñanza, el tiempo y el espacio, la disminución de las barreras entre el dentro y el fuera de la institución, la relación entre los distintos componentes del sistema social… En definitiva, no estamos hablando de la aplicación de una serie de principios, métodos o materiales; estamos hablando de una concepción del mundo, de formas de entender la educación que ponen a los sujetos en el centro del proceso e intentan no reproducir desde el principio el ideal de la República de Platón, de una sociedad compuesta por personas de oro, personas de plata y personas de bronce.

En este sentido, el trabajo de Jaume nos ofrece muchos e interesantes temas de estudio y reflexión. Pero sobre todo, al estar anclado en el presente y fundamentado en ideas precedentes, ayuda entender lo que vivimos, porque, como argumenta Søren Kierkegaard, «la vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás». Y también nos encomienda la difícil y estimulante misión de inventar, construir, soñar el presente/futuro. Pero, como termina la frase del filósofo danés, «únicamente puede ser vivida mirando hacia delante». Un delante en el que se siguen generando ideas, propuestas, miradas, acciones… a las que merece la pena seguir prestando atención.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

PALABRA TOMADA

 PALABRA TOMADA Palabra Tomada, revista anual del Plan Provincial de Lectura, tiene como propósito constituirse en material de acompañamient...